He sentido una gran tristeza y un gran pesar al saber que nos ha dejado el misionero español Miguel Pajares. Una gran persona que como otros muchos misioneros anónimos, dedican su vida a una labor humanitaria ayudando a los más pobres y necesitados.
Que Dios lo acoja en su Gloria.
Justo es recordar también la actuación por parte de nuestro gobierno y de los profesionales sanitarios respectivamente, por la repatriación a nuestro país y por los esfuerzos para intentar salvar su vida.
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